viernes, 10 de diciembre de 2010

AJANTA - FABULOSO MUNDO



Nuestra capacidad para visitar templos aún estaba lejos de agotarse, así que pusimos rumbo a Ajanta. Enlazamos trenes y autobuses en una jornada frenética hasta que el último transporte nos dejó a las tantas de la noche en medio de nada. Where is the village? Preguntamos inquietos. Follow me, respondió un anciano que nos condujo hasta lo que en la oscuridad de la noche parecía un hotel de carretera. No había luz en ese momento así que linternas en mano echamos un ojo rápido a la habitación. Tuvimos suerte porque en aquellas circunstancias no había opción, aún y así, y para no perder la costumbre, regateamos un poco el precio inicial.


Al día siguiente caminamos unos cinco kilómetros por la carretera que llevaba al sitio arqueológico de Ajanta. En este lugar se pueden visitar más de veinticinco templos budistas escavados en la roca, algunos de ellos con casi dos mil años de antigüedad.

El lugar donde se escavaron los templos es un serpenteante cañón con bastante vegetación y un refrescante rio en el fondo del valle. Recorrimos todo el circuito entrando en cada uno de los magníficos templos. Aquel trabajo de excavación en la roca parecía imposible, pero no conformes con eso esculpieron enormes y detallados budas a los que venerar, y además cubrieron las paredes con fantásticas pinturas de técnica similar a los frescos, con la diferencia de que las pinturas se aplicaban directamente sobre la roca.





Aunque muy deterioradas aún hoy es posible apreciar escenas de la vida cotidiana de aquellos tiempos así como simbología expresada a través de animales perfectamente reconocibles hoy en día. En algunos templos trabajaba un equipo de japoneses ayudados de la más alta tecnología. Preguntamos a uno de los responsables del yacimiento acerca de aquellos trabajos. Nos dijo que habían contratado a un equipo de expertos en fotografía de alta resolución.

Su misión era documentar cada vestigio de pinturas y esculturas. El objetivo del Gobierno Indio utilizar el material resultante para trabajos de divulgación y un importante proyecto de restauración. De hecho a la entrada del complejo se estaba construyendo una réplica a tamaño real de los templos para poder mostrar a los visitantes durante el tiempo que durasen los trabajos de recuperación.









Sentados a la orilla del rio estuvimos de acuerdo que aquel lugar era fantástico y divagamos sobre sus orígenes y las gentes que allí trabajaron tan meticulosamente. Después subimos a un mirador en la parte más elevada del desfiladero para contemplar todo el conjunto y sus alrededores. Fue un día completo, y muy enriquecedor tanto para nuestra mente como para nuestro espíritu.


Felices nos recogimos, debíamos descansar y prepararnos para más kilómetros en autobús por la región central de India que nos llevarían hasta el lugar más "friki " que visitaríamos en este viaje.

 



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